Débil... se estremecía al leve arrugado de un papel
Fuerte... después de una noche y una almohada húmeda
Rápido... cuando corría a encontrárselo en la alameda
Lento... al levantarse dejando la peor resaca en el piso
Ligero... cuando el aire le daba ese vaivén a su cabello
Pesado... el peso de millones de problemas en su espalda
Feo... al darse cuenta de que los príncipes azules no existen
Bonito... tiernas caricias, quizá prohibidas
Rico... besitos, más besos, más ternura
Repugnante... la gran mierda detrás de la máscara.