Ella se despierta, no con muchas ganas, pero ya tiene los ojitos abiertos...
aparta las sábanas, se arregla el cabello que ha de estar un poquitín despeinado.
Se estira por última vez, aún no quiere levantarse
(es una dormilona sin remedio)
prefiere quedarse en aquellos sueños casi perfectos o perderse en la abstracción de sus pensamientos después de despertar.
Se sienta en la cama, arregla su cabello otra vez. Busca a su oso de peluche.
(ella ya tiene 17 años y recientemente encontró al bendito osito escondido por ahí y decidió volver a darle uso)
Deja al peluche ahí sentado en la almohada.
Sé incorpora hacia su ventana, abré las cortinas y un día algo nublado la saluda cálidamente.
Sonríe, y sonríe aún más cuando ve al perrito cocker spaniel que vive en el edificio contiguo. Está en el techo, sus orejitas parecen volar. Ella lo sigue mirando, lo adora.
(en realidad, cree que necesita canalizar todo ese cariño hacia una mascota, pues carece de ella)
Pues llegó el tiempo de salir de esa cama.
Se alista, sale de la casa y después tiene que volver.
En ese trayecto del regreso al hogar. Contempla el cielo, ya más luminoso. Siente calor (recién aparece el verano).
Abre la ventana del carro en donde se encuentra, el aire la despeina. Pero es uno de los momentos en los que se siente libre, entregada al viento, al sol...
Escucha alguna canción de rock ochentera y sé siente más libre aún, más ELLA.
Los Cocker son preciosos. Yo tengo una, negra :D
ResponderEliminarMr. Black
Qué bonito! que agradable es sentirse libre! Un beso =)
ResponderEliminarQue lindo debe sentirse tan libre ^^
ResponderEliminarLinda entrada:)
Le gusta dormir, tanto como a mí ajaj xD
Besos
Muchísimas gracias por tu visita, darling :)
ResponderEliminarLa sensación de libertad es única y lamentablemente no está siempre disponible.
ResponderEliminarMe gusta mucho tu blog. Te sigo y de dejo libre acceso a mis blogs.
Muchos besos Little Miss Sunshine ;)